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MANO A MANO MANITX/ PERFORMANCE  DE  LA BALA RODRÍGUEZ Y SERGUEI LTDA.

“Charro vs. Andariego: Mano a mano manitx” consiste en la exploración de masculinidades desde dos países hermanos como los son Colombia y México; no por su cercanía tanto como, por la base cultural compartida. En una breve revisión histórica, las representaciones masculinas fueron asumidas como propias con la llegada de la imaginería del cine mexicano a Colombia, que data de mediados de la década de 1930, con un auge marcado desde 1944, hasta su decaimiento a principios de 1960. El cine no llegaría como un fenómeno cultural aislado, pues sus contenidos característicos como los son: el estilo costumbrista que narra los problemas de la vida diaria exaltando la vida en el campo, la identidad nacional, su idiosincrasia, la música y los bailes populares; serán el nivel de representación cultural que los colombianos asimilarían como su identidad. Modelos de representación que serán además afianzados, por la radio, la industria discográfica y más tarde la televisión.
 
De ésta manera el sujeto que cristalizaría el sentir mexicano sería el “charro”, figura que condensa lo ranchero y norteño; el hombre que vive en el campo y comparte las mismas problemáticas del contexto social por las clases populares colombianas. Particularmente por la figura popular que se llama el “andariego”.
La exportación al imaginario colombiano de la identidad nacional, lleva consigo el proceso de construcción de la nación mexicana posrevolucionaria basada en el machismo y en el despliegue de violencia que ello implica. En esta construcción el sujeto revolucionario aporta a la causa nacional su vida, como recurso fundamental, (de ahí su desdén por el cuerpo y la emotividad). Este machismo se asocia a las clases campesinas y trabajadoras, que en la incipiente configuración de la nación mexicana el macho llegaría a ser una sobre- valoración del concepto de hombre. Que más tarde se naturalizaría artificialmente como una herencia social nacional y que ya no se circunscribiría únicamente a las clases subalternas mencionadas. La antena mexicana estaría desplazando la representación del macho como el modelo hegemónico a emular en sus principales naciones receptoras, las del cono sur principalmente: la colombiana. No es menor la importancia del análisis de esta conexión en tanto que las implicaciones en las construcciones de género, consecuencias políticas y económicas están siendo ejercidas en la actualidad; con la llegada del narco y la legitimación de la clase criminal como sujeto pleno de derecho en la ejecución de la violencia como una de las principales consignas a cumplir bajo las demandas de la masculinidad hegemónica y el machismo social.
 
Tejer una relación comparativa nos permite estudiar las masculinidades en contextos latinoamericanos de matiz y contraste como parte de una cartografía que nos debemos, una pesquisa de lazos en común que nos referencian y nos sitúan culturalmente frente al machismo, en donde ésta exploración puede ser una herramienta fundamental para poder deconstruirlo. Es así como este ejercicio performático propone exponer dichas masculinidades que se posicionan de manera hierática; tan rígidas que se presentan como inamovibles e inquebrantables, buscando un flanco por donde subvertirlas, transgredirlas, invertirlas, desactivarlas, parodiarlas, dinamitarlas, pues en su rigidez radica su punto débil.
La forma de llevarlo a cabo es a través del formato “mano a mano”, característico de la música ranchera, donde pusimos a jugar el desafío de dicha práctica con lo que hemos encontrado un decálogo de las masculinidades heroicas que allí se presentan; cada mandato sería el reto a ser flanqueado.
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